Miguel Ángel Perera estrenó la nueva temporada del programa El Kikirikí de Toros, en Movistar+, analizando las claves de la nueva etapa que comienza en su carrera de la mano de Pedro Rodríguez Tamayo y Santiago Ellauri como apoderados y tras finalizar doce años de recorrido ejemplar junto a Fernando Cepeda. El diestro extremeño se expresó “muy ilusionado y plenamente feliz” por el nuevo tiempo que se abre en su trayectoria y explicó que Pedro y Santiago “responden exactamente a lo que buscaba: una relación personal y directa, en la misma línea de lo que he tenido estas temporadas atrás”.
En este sentido, se muestra convencido de que nada va a cambiar en sus circunstancias el hecho de que sus apoderados estén vinculados a la empresa de la Real Maestranza de Sevilla. “El mejor ejemplo son los carteles de las Fallas de Valencia, donde no estoy. Al final es lo de siempre: te ofrecen algo que consideras que no se ajusta a lo que mereces y tengo que rechazarlo. No me lo pone más fácil que Pedro y Santiago tengan relación con Sevilla porque, al final, con lo que me voy a ganar lo que consiga es con mi espada y mi muleta. Como siempre”, sentenció.
Miguel Ángel reconoció que le convenció de sus nuevos apoderados “su trato personal y serio. Tengo que agradecer a todos los profesionales que se interesaron por dirigir mi carrera, pero fueron ellos quienes vinieron a mi casa y se sentaron a mi mesa para hablarme de lo que querían. Eso me decidió”. El torero de Badajoz se refirió también a sus doce años de relación profesional con Fernando Cepeda como “fundamentales”. “Haber estado con él, elegirle en su momento, es de las decisiones más ciertas y seguras que he tomado en mi vida. La decisión de terminar con el apoderamiento fue muy consensuada y reflexionada. Al final, cuando mantienes durante tantos años una lucha como la nuestra, te provoca un desgaste y Fernando quiso echarse a un lado para que yo buscara otros caminos. Pero nuestra relación sigue porque alcanza a lo personal. Hablo con él casi todos los días y, aunque nunca ha querido inmiscuirse, incluso a la hora de elegir nuevos apoderados, le pedí consejo y lo hablé con él”, confesó.
La de 2019 es una temporada especial para Perera porque se cumplen quince años de alternativa y veinte del debut en los ruedos. Un tiempo que “ha pasado muy rápido y en el que me ha dado tiempo a conseguir muchos sueños y a sentirme un privilegiado y realizado en mi profesión, que pienso que es lo más importante que te puede quedar: la plena satisfacción personal”. En este camino, sus armas más válidas han sido “la ambición y la regularidad” y, a día de hoy, la motivación que le insiste a seguir es “la ilusión por ser cada día mejor torero y la certeza de que puedo serlo. Una sensación que alimento viendo a otros compañeros que admiro tanto como Enrique Ponce y El Juli, por ejemplo. Tengo la juventud, la fuerza y la ambición por tratar de ser cada día mejor torero”, señaló.
A lo largo de su conversación con David Casas, Miguel Ángel reconoció también que ha sido “un palo duro” tener que dejar de contar en su cuadrilla con Guillermo Barbero, obligado a retirarse de los ruedos por consejo médico. “Guillermo es mi compadre, nuestra relación es personal y ha sido alguien clave estos años para mí porque ha sabido hacer equipo y sumar en mi beneficio”, explicó.
Miguel Ángel Perera estrenó la nueva temporada del programa El Kikirikí de Toros, en Movistar+, analizando las claves de la nueva etapa que comienza en su carrera de la mano de Pedro Rodríguez Tamayo y Santiago Ellauri como apoderados y tras finalizar doce años de recorrido ejemplar junto a Fernando Cepeda. El diestro extremeño se expresó “muy ilusionado y plenamente feliz” por el nuevo tiempo que se abre en su trayectoria y explicó que Pedro y Santiago “responden exactamente a lo que buscaba: una relación personal y directa, en la misma línea de lo que he tenido estas temporadas atrás”.
En este sentido, se muestra convencido de que nada va a cambiar en sus circunstancias el hecho de que sus apoderados estén vinculados a la empresa de la Real Maestranza de Sevilla. “El mejor ejemplo son los carteles de las Fallas de Valencia, donde no estoy. Al final es lo de siempre: te ofrecen algo que consideras que no se ajusta a lo que mereces y tengo que rechazarlo. No me lo pone más fácil que Pedro y Santiago tengan relación con Sevilla porque, al final, con lo que me voy a ganar lo que consiga es con mi espada y mi muleta. Como siempre”, sentenció.
Miguel Ángel reconoció que le convenció de sus nuevos apoderados “su trato personal y serio. Tengo que agradecer a todos los profesionales que se interesaron por dirigir mi carrera, pero fueron ellos quienes vinieron a mi casa y se sentaron a mi mesa para hablarme de lo que querían. Eso me decidió”. El torero de Badajoz se refirió también a sus doce años de relación profesional con Fernando Cepeda como “fundamentales”. “Haber estado con él, elegirle en su momento, es de las decisiones más ciertas y seguras que he tomado en mi vida. La decisión de terminar con el apoderamiento fue muy consensuada y reflexionada. Al final, cuando mantienes durante tantos años una lucha como la nuestra, te provoca un desgaste y Fernando quiso echarse a un lado para que yo buscara otros caminos. Pero nuestra relación sigue porque alcanza a lo personal. Hablo con él casi todos los días y, aunque nunca ha querido inmiscuirse, incluso a la hora de elegir nuevos apoderados, le pedí consejo y lo hablé con él”, confesó.
La de 2019 es una temporada especial para Perera porque se cumplen quince años de alternativa y veinte del debut en los ruedos. Un tiempo que “ha pasado muy rápido y en el que me ha dado tiempo a conseguir muchos sueños y a sentirme un privilegiado y realizado en mi profesión, que pienso que es lo más importante que te puede quedar: la plena satisfacción personal”. En este camino, sus armas más válidas han sido “la ambición y la regularidad” y, a día de hoy, la motivación que le insiste a seguir es “la ilusión por ser cada día mejor torero y la certeza de que puedo serlo. Una sensación que alimento viendo a otros compañeros que admiro tanto como Enrique Ponce y El Juli, por ejemplo. Tengo la juventud, la fuerza y la ambición por tratar de ser cada día mejor torero”, señaló.
A lo largo de su conversación con David Casas, Miguel Ángel reconoció también que ha sido “un palo duro” tener que dejar de contar en su cuadrilla con Guillermo Barbero, obligado a retirarse de los ruedos por consejo médico. “Guillermo es mi compadre, nuestra relación es personal y ha sido alguien clave estos años para mí porque ha sabido hacer equipo y sumar en mi beneficio”, explicó.