Miguel Ángel Perera impartió el pasado 30 de julio en Huelva una Clase Magistral de Toreo de Salón organizada por la empresa de la Plaza de Toros La Merced de la capital onubense y especialmente dirigida a los más pequeños. Decenas de ellos aguardaron el encuentro con el maestro desde casi una hora antes.
El encuentro fue esencialmente delicioso. Por la ilusión de los niños por estar cerca de un torero, por la calidez con la que Miguel Ángel les atendió, por la atención que pusieron en las explicaciones sobre cómo se cogen los trastos de torear y cómo se ejecutan las suertes fundamentales y, desde luego, por las anécdotas que surgieron fruto de la espontaneidad de los jóvenes toreros. Alguno hubo incluso que casi que invitó a Perera a dejarle solo frente al toro imaginario en la improvisada plaza levantada en el mismo corazón de Huelva, en la Plaza de las Monjas. Fue una hora de clase magistral a la que asistió medio millar de personas y que sirvió, ante todo, para propiciar un acercamiento más de una figura del toreo al sector más pequeño de la población, ése que la Tauromaquia debe ganar para cimentar su futuro.
A ellos explicó Miguel Ángel por qué es torero, cómo llegó a la Fiesta y cuáles son los valores más importantes que ésta le ha transmitido a lo largo de los años: sobre todo, los del respeto, el esfuerzo y el trabajo diario en busca de un sueño. Enseñanzas perfectamente aplicables a la vida misma. Tras la clase, Miguel Ángel Perera regaló y firmó unos doscientos ejemplares del libro Miguel Ángel Perera, 2008 para la historia, obra del periodista Alfonso Santiago y del fotógrafo Miguel López. Una firma de libros que fue también la excusa para que cientos de aficionados guardaran constancia de aquel encuentro con fotos para el recuerdo.
Miguel Ángel Perera impartió el pasado 30 de julio en Huelva una Clase Magistral de Toreo de Salón organizada por la empresa de la Plaza de Toros La Merced de la capital onubense y especialmente dirigida a los más pequeños. Decenas de ellos aguardaron el encuentro con el maestro desde casi una hora antes.
El encuentro fue esencialmente delicioso. Por la ilusión de los niños por estar cerca de un torero, por la calidez con la que Miguel Ángel les atendió, por la atención que pusieron en las explicaciones sobre cómo se cogen los trastos de torear y cómo se ejecutan las suertes fundamentales y, desde luego, por las anécdotas que surgieron fruto de la espontaneidad de los jóvenes toreros. Alguno hubo incluso que casi que invitó a Perera a dejarle solo frente al toro imaginario en la improvisada plaza levantada en el mismo corazón de Huelva, en la Plaza de las Monjas. Fue una hora de clase magistral a la que asistió medio millar de personas y que sirvió, ante todo, para propiciar un acercamiento más de una figura del toreo al sector más pequeño de la población, ése que la Tauromaquia debe ganar para cimentar su futuro.
A ellos explicó Miguel Ángel por qué es torero, cómo llegó a la Fiesta y cuáles son los valores más importantes que ésta le ha transmitido a lo largo de los años: sobre todo, los del respeto, el esfuerzo y el trabajo diario en busca de un sueño. Enseñanzas perfectamente aplicables a la vida misma. Tras la clase, Miguel Ángel Perera regaló y firmó unos doscientos ejemplares del libro Miguel Ángel Perera, 2008 para la historia, obra del periodista Alfonso Santiago y del fotógrafo Miguel López. Una firma de libros que fue también la excusa para que cientos de aficionados guardaran constancia de aquel encuentro con fotos para el recuerdo.