Se topó Miguel Ángel Perera hoy en su regreso a Francia con un lote de toros de Fuente Ymbro que le ofreció escasas opciones de lucir más de lo que lo hizo. El primero fue un ejemplar correoso y duro, áspero y que no regaló nada. Toro de los que tienen muchas teclas que tocar para sacarle partido, para ponerle respuesta a todas sus incógnitas. Se impuso a él a fuerza de no dudarle nunca y de contraponerle firmeza de plantas y de corazón. Fue como un pulso, un reto en cada encuentro porque el de Fuente Ymbro no fue metido nunca de verdad, a pesar de la cual, Miguel Ángel no le volvió la cara, lo que confirió a su actitud emoción y verdad, virtudes que Francia valora especialmente. Lo mató pronto y bien y se hizo con una oreja. Un trofeo de peso e importancia que legitima por lo caro de conseguirlo.
Su segundo, en cambio, pecó de falta de fuerza y raza y privó al trasteo de Perera de toda transmisión. Ni se aburrió ni se conformó, fue paciente e insistente con tal de exprimir sus contadas acometidas con cierto aguante. No correspondió el astado al empeño del torero por redondear su tarde y le tocó conformarse con la oreja del primero.
Se topó Miguel Ángel Perera hoy en su regreso a Francia con un lote de toros de Fuente Ymbro que le ofreció escasas opciones de lucir más de lo que lo hizo. El primero fue un ejemplar correoso y duro, áspero y que no regaló nada. Toro de los que tienen muchas teclas que tocar para sacarle partido, para ponerle respuesta a todas sus incógnitas. Se impuso a él a fuerza de no dudarle nunca y de contraponerle firmeza de plantas y de corazón. Fue como un pulso, un reto en cada encuentro porque el de Fuente Ymbro no fue metido nunca de verdad, a pesar de la cual, Miguel Ángel no le volvió la cara, lo que confirió a su actitud emoción y verdad, virtudes que Francia valora especialmente. Lo mató pronto y bien y se hizo con una oreja. Un trofeo de peso e importancia que legitima por lo caro de conseguirlo.
Su segundo, en cambio, pecó de falta de fuerza y raza y privó al trasteo de Perera de toda transmisión. Ni se aburrió ni se conformó, fue paciente e insistente con tal de exprimir sus contadas acometidas con cierto aguante. No correspondió el astado al empeño del torero por redondear su tarde y le tocó conformarse con la oreja del primero.