20190609 asprona02
9 de junio de 2019
ALBACETE
Corrida a beneficio de ASPRONA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
LAS RAMBLAS
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Cayetano
Rubén Pinar
  
PERERA, COMO DÁMASO
 

En la tierra del rey del temple, en la casa del maestro Dámaso, desplegó Miguel Ángel Perera hoy un tratado de ese don que es exclusivo de los privilegiados y que la clave de tantas preguntas del toreo. Temple del que es caricia para conducir al primer toro de Las Ramblas al son exacto que le era propio. Y temple del que es azogue para calmar lo desabrido del segundo, que acometía como a cañonazos. Sin medida alguna, desacompasado. Pero pinchó Perera al que cuajó y al que construyó la faena de la tarde y anduvo más presto para terminar con el que lidió y con el que sí pudo puntuar.

 

Se sintió cómodo Miguel Ángel con el toro de Las Ramblas que abrió la tarde, un toro que brindó a sus amigos de Asprona, los chicos y chicas que se benefician de la labor social de esta entidad, a los que quiere como tantas veces ha demostrado estando en esta corrida, a la que, incluso, se ha medido en solitario. Y lo empujó hacia delante con tacto y suavidad, por alto, en línea recta, sin forzar, quieta la planta, clavadas las zapatillas, tratando de corregir lo corto inicial de su viaje. Poco a poco fue esculpiendo su embestida, ahormándola, mejorándola, prolongándola, sin obligarla más de lo preciso, incluso, consintiendo que no terminara de humillar nunca. No fue óbice ello para que Perera se relajara y se hundiera en varias tandas muy ligadas, con un impecable ritmo sostenido, conduciendo la embestida líquida del astado, gustándose de verdad, inmaculadas. Hecho el toreo esencial, se paró el torero que lo confió ya todo en adelante al juego grácil de sus muñecas, que era la única parte de su cuerpo que se movía. Toreaba con las muñecas Miguel Ángel sin apostura alguna, enroscándose el toro, dejándose rozar las taleguillas, impertérrito, para recogerlo, llevarlo, soltarlo y volverlo a recoger sin solución de continuidad. Tenía el extremeño una vez más a Albacete entregada, pero se sucedieron los pinchazos antes de la media estocada que, incluso, le obligó a tomar el descabello y fue ahí donde perdió toda opción de premio.

 

Dicho queda que el cuarto fue otro toro muy distinto, sin clase alguna, bruto en su forma de acometer, como a topetazos, iba con los pechos a por la muleta y salía de ella desentendida. No había el menor compás en su forma de desenvolverse, de ahí el tremendo mérito de Miguel Ángel en el puñado de muletazos que le enjaretó sin que le tocara la franela. No se aburrió Perera, lo intentó con paciencia y extrajo todo lo que había y más en el genio arisco del toro de Las Ramblas. Aunque tardó en caer, a éste sí lo mató al primer intento y ello le permitió hacerse con la oreja final que sabe a premio corto al final de la tarde. Porque en la tierra del rey del temple, Miguel Ángel Perera exhibió ese don del temple tan de Dámaso, tan mágico, tan puro, tan único.

 
Plaza de Toros de ALBACETE. Tres cuartos de entrada. Se lidian toros de LAS RAMBLAS.
 
Miguel Ángel Perera: ovación y oreja.
Cayetano: silencio y silencio
Rubén Pinar: oreja y oreja
 
20190609-asprona010.jpg 20190609-asprona011.jpg 20190609-asprona012.jpg 20190609-asprona013.jpg 20190609-asprona014.jpg 20190609-asprona015.jpg 20190609-asprona016.jpg 20190609-asprona017.jpg 20190609-asprona018.jpg 20190609-asprona019.jpg 20190609-asprona020.jpg 20190609-asprona021.jpg 20190609-asprona022.jpg 20190609-asprona023.jpg 20190609-asprona024.jpg 20190609-asprona025.jpg 20190609-asprona026.jpg 20190609-asprona028.jpg

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ALBACETE
Corrida a beneficio de ASPRONA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
LAS RAMBLAS
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Cayetano
Rubén Pinar
  
PERERA, COMO DÁMASO
 

En la tierra del rey del temple, en la casa del maestro Dámaso, desplegó Miguel Ángel Perera hoy un tratado de ese don que es exclusivo de los privilegiados y que la clave de tantas preguntas del toreo. Temple del que es caricia para conducir al primer toro de Las Ramblas al son exacto que le era propio. Y temple del que es azogue para calmar lo desabrido del segundo, que acometía como a cañonazos. Sin medida alguna, desacompasado. Pero pinchó Perera al que cuajó y al que construyó la faena de la tarde y anduvo más presto para terminar con el que lidió y con el que sí pudo puntuar.

 

Se sintió cómodo Miguel Ángel con el toro de Las Ramblas que abrió la tarde, un toro que brindó a sus amigos de Asprona, los chicos y chicas que se benefician de la labor social de esta entidad, a los que quiere como tantas veces ha demostrado estando en esta corrida, a la que, incluso, se ha medido en solitario. Y lo empujó hacia delante con tacto y suavidad, por alto, en línea recta, sin forzar, quieta la planta, clavadas las zapatillas, tratando de corregir lo corto inicial de su viaje. Poco a poco fue esculpiendo su embestida, ahormándola, mejorándola, prolongándola, sin obligarla más de lo preciso, incluso, consintiendo que no terminara de humillar nunca. No fue óbice ello para que Perera se relajara y se hundiera en varias tandas muy ligadas, con un impecable ritmo sostenido, conduciendo la embestida líquida del astado, gustándose de verdad, inmaculadas. Hecho el toreo esencial, se paró el torero que lo confió ya todo en adelante al juego grácil de sus muñecas, que era la única parte de su cuerpo que se movía. Toreaba con las muñecas Miguel Ángel sin apostura alguna, enroscándose el toro, dejándose rozar las taleguillas, impertérrito, para recogerlo, llevarlo, soltarlo y volverlo a recoger sin solución de continuidad. Tenía el extremeño una vez más a Albacete entregada, pero se sucedieron los pinchazos antes de la media estocada que, incluso, le obligó a tomar el descabello y fue ahí donde perdió toda opción de premio.

 

Dicho queda que el cuarto fue otro toro muy distinto, sin clase alguna, bruto en su forma de acometer, como a topetazos, iba con los pechos a por la muleta y salía de ella desentendida. No había el menor compás en su forma de desenvolverse, de ahí el tremendo mérito de Miguel Ángel en el puñado de muletazos que le enjaretó sin que le tocara la franela. No se aburrió Perera, lo intentó con paciencia y extrajo todo lo que había y más en el genio arisco del toro de Las Ramblas. Aunque tardó en caer, a éste sí lo mató al primer intento y ello le permitió hacerse con la oreja final que sabe a premio corto al final de la tarde. Porque en la tierra del rey del temple, Miguel Ángel Perera exhibió ese don del temple tan de Dámaso, tan mágico, tan puro, tan único.

 
Plaza de Toros de ALBACETE. Tres cuartos de entrada. Se lidian toros de LAS RAMBLAS.
 
Miguel Ángel Perera: ovación y oreja.
Cayetano: silencio y silencio
Rubén Pinar: oreja y oreja
 
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