Por encima de sus dos toros se ha mostrado Miguel Ángel Perera hoy en la cuarta corrida de la feria de la Virgen Blanca de Vitoria. El torero ha estado bien en ambos astados, sacando todo el partido posible pero la espada la impedido que toque pelo.
A su primero lo recibió a pies juntos a pesar de que el toro embestía de forma muy deslucida de salida, manseando y sin decir nada. Este toro de Victoriano del Río estaba muy justo de fuerza, pero Perera lo entendió muy bien, toreándolo con temple y buen gusto en series con las dos manos. Fue una faena limpia, ligada y en la que el torero se sintió a gusto, pulseando muy bien la embestida de un animal al que primero tuvo que afianzar.
Al final pisó ese terreno de cercanía que tanto domina y de esta forma concluyó una faena seria, muy bien estructurada y limpia que hubiera valido una oreja de no pinchar.
Al quinto lo toreó muy a gusto con el capote, sobresaliendo un quite por tafalleras que remató con gaonera, caleserina y larga, todo muy ligado. Esto puso en alerta al público, que también vibró en el comienzo de faena. Perera arrancó a pies juntos en el tercio aguantando y llegando con fuerza al tendido.
La pena es que el toro resultó ser el peor de una buena corrida de Victoriano del Río y se rajó. A partir de ese momento siempre se quiso ir, embistiendo sin entrega, con mucha informalidad y arrollando. Perera intentó buscarle las vueltas, pero el animal se había desentendido por completo y resultó a todas luces imposible. También pinchó y fue ovacionado por su esfuerzo.
Plaza de toros de Vitoria. Dos tercios de entrada. Se lidiaron toros de Victoriano del Río, manejables.
El Cid, oreja y dos orejas.
Manzanares, ovación y oreja con petición de la segunda.
Miguel Ángel Perera, silencio y saludos.
Por encima de sus dos toros se ha mostrado Miguel Ángel Perera hoy en la cuarta corrida de la feria de la Virgen Blanca de Vitoria. El torero ha estado bien en ambos astados, sacando todo el partido posible pero la espada la impedido que toque pelo.
A su primero lo recibió a pies juntos a pesar de que el toro embestía de forma muy deslucida de salida, manseando y sin decir nada. Este toro de Victoriano del Río estaba muy justo de fuerza, pero Perera lo entendió muy bien, toreándolo con temple y buen gusto en series con las dos manos. Fue una faena limpia, ligada y en la que el torero se sintió a gusto, pulseando muy bien la embestida de un animal al que primero tuvo que afianzar.
Al final pisó ese terreno de cercanía que tanto domina y de esta forma concluyó una faena seria, muy bien estructurada y limpia que hubiera valido una oreja de no pinchar.
Al quinto lo toreó muy a gusto con el capote, sobresaliendo un quite por tafalleras que remató con gaonera, caleserina y larga, todo muy ligado. Esto puso en alerta al público, que también vibró en el comienzo de faena. Perera arrancó a pies juntos en el tercio aguantando y llegando con fuerza al tendido.
La pena es que el toro resultó ser el peor de una buena corrida de Victoriano del Río y se rajó. A partir de ese momento siempre se quiso ir, embistiendo sin entrega, con mucha informalidad y arrollando. Perera intentó buscarle las vueltas, pero el animal se había desentendido por completo y resultó a todas luces imposible. También pinchó y fue ovacionado por su esfuerzo.
Plaza de toros de Vitoria. Dos tercios de entrada. Se lidiaron toros de Victoriano del Río, manejables.
El Cid, oreja y dos orejas.
Manzanares, ovación y oreja con petición de la segunda.
Miguel Ángel Perera, silencio y saludos.