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12 de octubre de 2006
SEVILLA
DESPEDIDA DE DÁVILA MIURA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
GERARDO ORTEGA
Dávila Miura
Jose Mª Manzanares
MIGUEL ÁNGEL PERERA
PERERA, CON DOS OREJAS, ROZA LA PUERTA DEL PRINCIPE 

El torero extremeño Miguel Ángel Perera volvió a triunfar a lo grande, ratificando así su gran momento, en la Real Maestranza de Sevilla. Era la despedida de Dávila Miura, con una Sevilla cariñosa con el de la tierra, pero llegó el foraneo y puso las cosas en su sitio. Perera impactó con el tercero de la tarde, el toro más complicado del encierro de Gerardo Ortega. Incierto, sin fijeza, sin estar nunca metido en la muleta, Miguel Ángel le consintió todo. Expuso una barbaridad y los corazones de la gente latían a más pulsaciones de lo normal. En el ruedo había un torero jugandose la vida con total sinceridad. El toro, que había brindado a su compañero que decía adios a la profesión, no se lo puso fácil, pero como sucediera hace unos dias en Madrid, lo metió en el canasto hasta formar un auténtico alboroto. Los parones del animal a escasos centimetros del torero cortaban la respiración. Perera nunca dudó, siempre firme, vertical y estático, en una faena de mucha emoción. El de Puebla del Prior estuvo siempre en el filo de la navaja. Tiró las cartas al aire y salió victorioso. Al final de su obra, dos circulares por detrás hicieron que el público se pusiera en pie. Una gran estocada fue el remate para que se le concediera una oreja y se pidiera otra más.

Pero ahí no acabó la historia. Con el sexto, Perera quería rubricar una gran tarde y su temporada. Se fue a los medios, lo brindó al público y todos pensaban en la Puerta del Principe. El inicio de faena por pases cambiados fue de pasar miedo. El toro, que sacó genio y violencia, era difícil de atemperar, pero el torero extremeño lo hizo con pulso y templanza. Le enjaretó las mejores series de muletazos de la tarde, que tuvieron transmisión y emoción. Comenzó a sonar la música y la faena tomo el vuelo de las grandes obras. La Maestranza vivió con intensidad el toreo puro, hondo y ligado de Perera, en los medios, con exposición y mando. Faltaban dos series para reventar aquello, pero el de Gerardo Ortega se rajó. Fue una pena y el público expresó su sentir. A partir de ahí, Miguel Ángel intentó volver a llevarlo a los medios, pero el animal ya no quiso más. De cualquier forma, la cuestión ya estaba clara. Perera volvió a dejar otro soberbio espadazo y ganó muchos enteros, dando una imágen de torero importante, capaz y con ganas de ser figura del toreo.

Con casi tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron seis toros de Gerardo Ortega, bien presentados y de juego desigual, resultando mejores primero y cuarto.

- Dávila Miura: Oreja tras aviso y oreja
- José Mª Manzanares: Ovación y ovación
- Miguel A. Perera: Oreja y Oreja

 
 
 
 
 

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12 de octubre de 2006
SEVILLA
DESPEDIDA DE DÁVILA MIURA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
GERARDO ORTEGA
Dávila Miura
Jose Mª Manzanares
MIGUEL ÁNGEL PERERA
PERERA, CON DOS OREJAS, ROZA LA PUERTA DEL PRINCIPE 

El torero extremeño Miguel Ángel Perera volvió a triunfar a lo grande, ratificando así su gran momento, en la Real Maestranza de Sevilla. Era la despedida de Dávila Miura, con una Sevilla cariñosa con el de la tierra, pero llegó el foraneo y puso las cosas en su sitio. Perera impactó con el tercero de la tarde, el toro más complicado del encierro de Gerardo Ortega. Incierto, sin fijeza, sin estar nunca metido en la muleta, Miguel Ángel le consintió todo. Expuso una barbaridad y los corazones de la gente latían a más pulsaciones de lo normal. En el ruedo había un torero jugandose la vida con total sinceridad. El toro, que había brindado a su compañero que decía adios a la profesión, no se lo puso fácil, pero como sucediera hace unos dias en Madrid, lo metió en el canasto hasta formar un auténtico alboroto. Los parones del animal a escasos centimetros del torero cortaban la respiración. Perera nunca dudó, siempre firme, vertical y estático, en una faena de mucha emoción. El de Puebla del Prior estuvo siempre en el filo de la navaja. Tiró las cartas al aire y salió victorioso. Al final de su obra, dos circulares por detrás hicieron que el público se pusiera en pie. Una gran estocada fue el remate para que se le concediera una oreja y se pidiera otra más.

Pero ahí no acabó la historia. Con el sexto, Perera quería rubricar una gran tarde y su temporada. Se fue a los medios, lo brindó al público y todos pensaban en la Puerta del Principe. El inicio de faena por pases cambiados fue de pasar miedo. El toro, que sacó genio y violencia, era difícil de atemperar, pero el torero extremeño lo hizo con pulso y templanza. Le enjaretó las mejores series de muletazos de la tarde, que tuvieron transmisión y emoción. Comenzó a sonar la música y la faena tomo el vuelo de las grandes obras. La Maestranza vivió con intensidad el toreo puro, hondo y ligado de Perera, en los medios, con exposición y mando. Faltaban dos series para reventar aquello, pero el de Gerardo Ortega se rajó. Fue una pena y el público expresó su sentir. A partir de ahí, Miguel Ángel intentó volver a llevarlo a los medios, pero el animal ya no quiso más. De cualquier forma, la cuestión ya estaba clara. Perera volvió a dejar otro soberbio espadazo y ganó muchos enteros, dando una imágen de torero importante, capaz y con ganas de ser figura del toreo.

Con casi tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron seis toros de Gerardo Ortega, bien presentados y de juego desigual, resultando mejores primero y cuarto.

- Dávila Miura: Oreja tras aviso y oreja
- José Mª Manzanares: Ovación y ovación
- Miguel A. Perera: Oreja y Oreja

 
 
 
 
 
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