Con menos de un cuarto de entrada, en tarde fría y lluviosa, se lidiaron novillos de Guadalest, manejables, especialmente el cuarto, al que se le dio la vuelta al ruedo.
Miguel Ángel Perera, oreja tras aviso y dos orejas tras aviso.
Javier Perea, oreja y oreja.
Emilio de Justo, ovación tras aviso y oreja
Con menos de un cuarto de entrada, en tarde fría y lluviosa, se lidiaron novillos de Guadalest, manejables, especialmente el cuarto, al que se le dio la vuelta al ruedo.
Miguel Ángel Perera, oreja tras aviso y dos orejas tras aviso.
Javier Perea, oreja y oreja.
Emilio de Justo, ovación tras aviso y oreja