Triunfó hoy en casa Miguel Ángel Perera. Sí, en casa porque todo el día fue un continuo homenaje de reconocimiento a sus veinte años de alternativa. Lo fue ya durante la mañana, en el transcurso de la acción de promoción de la Tauromaquia entre los aficionados organizados por la propia empresa Mar Toros. Como también tras deshacerse el paseíllo y arropado por todos sus compañeros de cartel, en nombre, en este caso, del Ayuntamiento de Don Benito y en representación de toda la afición de Extremadura. A Miguel Ángel se le notó la alegría emocionada en su expresión.
Así que, cuando llegó la hora de torear, se mostró Perera arrebatado y absolutamente entregado ante su oponente, de Garcigrande, al que ya cuajó con lentitud y variedad con el capote. A la verónica en el mecido saludo inicial y por chicuelinas muy ajustadas en el quite posterior. Fue el preámbulo de una faena de muleta que inició de rodillas en los medios con pases por la espalda, dejándose llegar desde muy lejos al novillo. Hubo absoluta limpieza en el trance. Y emoción, claro, mucha emoción, la que ya predominó en el conjunto de una composición que alcanzó sus mejores cotas al natural. Fue noble el novillo, pero tenía la complejidad de que se quedaba mucho en las suertes, para lo que fue clave el pulso y largo trazo que el torero imprimió a sus muletazos. Se pegó un arrimón final antes de cobrar media estocada que fue suficiente.
Triunfó hoy en casa Miguel Ángel Perera. Sí, en casa porque todo el día fue un continuo homenaje de reconocimiento a sus veinte años de alternativa. Lo fue ya durante la mañana, en el transcurso de la acción de promoción de la Tauromaquia entre los aficionados organizados por la propia empresa Mar Toros. Como también tras deshacerse el paseíllo y arropado por todos sus compañeros de cartel, en nombre, en este caso, del Ayuntamiento de Don Benito y en representación de toda la afición de Extremadura. A Miguel Ángel se le notó la alegría emocionada en su expresión.
Así que, cuando llegó la hora de torear, se mostró Perera arrebatado y absolutamente entregado ante su oponente, de Garcigrande, al que ya cuajó con lentitud y variedad con el capote. A la verónica en el mecido saludo inicial y por chicuelinas muy ajustadas en el quite posterior. Fue el preámbulo de una faena de muleta que inició de rodillas en los medios con pases por la espalda, dejándose llegar desde muy lejos al novillo. Hubo absoluta limpieza en el trance. Y emoción, claro, mucha emoción, la que ya predominó en el conjunto de una composición que alcanzó sus mejores cotas al natural. Fue noble el novillo, pero tenía la complejidad de que se quedaba mucho en las suertes, para lo que fue clave el pulso y largo trazo que el torero imprimió a sus muletazos. Se pegó un arrimón final antes de cobrar media estocada que fue suficiente.