20180318 valencia02
18 de marzo de 2018
VALENCIA
Feria de FALLAS
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
JUAN PEDRO DOMECQ
Enrique Ponce
MIGUEL ÁNGEL PERERA
López Simón
  
ESA LÍNEA TAN DÉBIL QUE ES LA SUERTE
 
Si la suerte fuera directamente proporcional a los méritos, a lo que uno procura, a lo que expone, a lo que entrega, a cuánto y cómo la busca, Miguel Ángel Perera tendría que haber reeditado hoy su triunfo en Valencia del año pasado. Pero la suerte es suerte porque no siempre acude a la cita del hombre que la llama con la decisión con que lo hizo hoy el torero de Badajoz. Se torció y lo hizo allí donde venía siendo tan certera y solícita desde que comenzara la temporada: en el momento último, en el definitivo. En ese instante determinante que, justo por ello, se considera supremo. Flotaba en el ambiente del coso de la calle Xátiva el triunfo también para Perera que ya tenía Ponce en sus manos maestras y encarrillado López Simón. Pero se fue rompiendo esa línea tan débil que es la suerte en cada pinchazo de Miguel Ángel con la espada. Cada uno fue un también un lamento evidente e inocultable del torero, tan a gusto y entregado como había estado con éste, su segundo toro.
 
Sacudiéndose fantasmas, lo toreó de salida a la verónica, en el tercio, esperando el encuentro al que venía despacio el ejemplar de Juan Pedro para detener aún más su ritmo en lances emocionantes. Humillaba el toro y se lo pasaba cerca y lento el diestro, que, tras recuperar la verticalidad, lo siguió lanceando igual de despacio hasta sacárselo a los medios y dejarlo ahí, atado a su cintura, con media verónica ajutada y rematada muy por debajo de su cintura. Lo bordaron Curro Javier y Guilermo Barbero en banderillas tanto como Javier Ambel en la lidia con el capote, por lo que, como tantas veces, el run run empezaba a sonar entre el tendido. Lo fue a más cuando Miguel Ángel se apostó, firme, en los medios para iniciar su faena de muleta con pases cambiados por la espalda, en una sólida declaración de intenciones de a por lo que estaba Perera hoy en Valencia. Mantuvo el toro su buen son y su clase y lo aprovechó Miguel Ángel en tandas por ambos pitones que tuvieron la medida justa para que el juampedro no se viniera abajo y el planteamiento técnico perfecto en las manos del diestro: muleta impecablemente planteada, la distancia cogida milimétrica, el tempo del viaje reducido a todo lo posible y su final rematado todo lo atrás que se podía, que ya fue mucho. Aún ganó empaque la faena de Miguel Ángel Perera al natural, toreando por el pitón izquierdo, por donde las tandas surgieron más sólidas, más acompasadas todavía e igual de hondas. Cuando el toro ya se apagaba, el torero terminó de imponer su ley conquistando esos terrenos que la física y la lógica dicen que son del animal. Estaba todo hecho. Todo lo que se podía hacer, pero se sucedieron los lamentos en forma de pinchazos hasta el lamento final y más doliente del propio torero sintiendo que, esta vez, la suerte, ésa del último segundo que es tan definitiva, le había sido esquiva.
 
Impoluta desde lo técnico fue también su faena al primero. Se desmonteraron en banderillas Javier Ambel y Guillermo Barbero, solventes y brillantes, frente a lo distraído y poco comprometido del toro. Con la muleta, todo se lo hizo Perera a su favor. Con tacto suave y condescendiente. Como cuando se acaricia a quien necesita de convencimiento. Pero la blandura del toro le restó clamor a esa perfección técnica con que el torero le estaba tratando, ese mimo, ese cariño. Lo mató pronto y Valencia correspondió a Miguel Ángel con una sincera ovación. Fue la primera de las dos de la tarde-noche. Demasiado poco, pero es que hoy se rompió en el momento justo esa línea tan débil que a veces es la suerte.
 
 
Plaza de Toros de VALENCIA. Casi lleno. Se lidian toros de JUAN PEDRO DOMECQ 
 
Enrique Ponce: ovación y dos orejas
Miguel Ángel Perera:  ovación y ovación 
López Simón: oreja y oreja
 
Se desmonteran Javier Ambel y Guillermo Barbero tras banderillear al segundo toro.
 
MIGU3260.JPG MIGU3281.JPG MIGU3291.JPG MIGU3298.JPG MIGU3309.JPG MIGU3314.JPG MIGU3322.JPG MIGU3369.JPG MIGU3373.JPG MIGU3374.JPG MIGU3394.JPG MIGU3475.JPG MIGU3482.JPG MIGU3488.JPG MIGU3493.JPG MIGU3505.JPG MIGU3518.JPG MIGU3689.JPG MIGU3690.JPG MIGU3702.JPG MIGU3728.JPG MIGU3745.JPG MIGU3753.JPG MIGU3766.JPG MIGU3770.JPG MIGU3771.JPG MIGU3775.JPG MIGU3788.JPG MIGU3805.JPG MIGU3865.JPG MIGU3877.JPG

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18 de marzo de 2018
VALENCIA
Feria de FALLAS
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
JUAN PEDRO DOMECQ
Enrique Ponce
MIGUEL ÁNGEL PERERA
López Simón
  
ESA LÍNEA TAN DÉBIL QUE ES LA SUERTE
 
Si la suerte fuera directamente proporcional a los méritos, a lo que uno procura, a lo que expone, a lo que entrega, a cuánto y cómo la busca, Miguel Ángel Perera tendría que haber reeditado hoy su triunfo en Valencia del año pasado. Pero la suerte es suerte porque no siempre acude a la cita del hombre que la llama con la decisión con que lo hizo hoy el torero de Badajoz. Se torció y lo hizo allí donde venía siendo tan certera y solícita desde que comenzara la temporada: en el momento último, en el definitivo. En ese instante determinante que, justo por ello, se considera supremo. Flotaba en el ambiente del coso de la calle Xátiva el triunfo también para Perera que ya tenía Ponce en sus manos maestras y encarrillado López Simón. Pero se fue rompiendo esa línea tan débil que es la suerte en cada pinchazo de Miguel Ángel con la espada. Cada uno fue un también un lamento evidente e inocultable del torero, tan a gusto y entregado como había estado con éste, su segundo toro.
 
Sacudiéndose fantasmas, lo toreó de salida a la verónica, en el tercio, esperando el encuentro al que venía despacio el ejemplar de Juan Pedro para detener aún más su ritmo en lances emocionantes. Humillaba el toro y se lo pasaba cerca y lento el diestro, que, tras recuperar la verticalidad, lo siguió lanceando igual de despacio hasta sacárselo a los medios y dejarlo ahí, atado a su cintura, con media verónica ajutada y rematada muy por debajo de su cintura. Lo bordaron Curro Javier y Guilermo Barbero en banderillas tanto como Javier Ambel en la lidia con el capote, por lo que, como tantas veces, el run run empezaba a sonar entre el tendido. Lo fue a más cuando Miguel Ángel se apostó, firme, en los medios para iniciar su faena de muleta con pases cambiados por la espalda, en una sólida declaración de intenciones de a por lo que estaba Perera hoy en Valencia. Mantuvo el toro su buen son y su clase y lo aprovechó Miguel Ángel en tandas por ambos pitones que tuvieron la medida justa para que el juampedro no se viniera abajo y el planteamiento técnico perfecto en las manos del diestro: muleta impecablemente planteada, la distancia cogida milimétrica, el tempo del viaje reducido a todo lo posible y su final rematado todo lo atrás que se podía, que ya fue mucho. Aún ganó empaque la faena de Miguel Ángel Perera al natural, toreando por el pitón izquierdo, por donde las tandas surgieron más sólidas, más acompasadas todavía e igual de hondas. Cuando el toro ya se apagaba, el torero terminó de imponer su ley conquistando esos terrenos que la física y la lógica dicen que son del animal. Estaba todo hecho. Todo lo que se podía hacer, pero se sucedieron los lamentos en forma de pinchazos hasta el lamento final y más doliente del propio torero sintiendo que, esta vez, la suerte, ésa del último segundo que es tan definitiva, le había sido esquiva.
 
Impoluta desde lo técnico fue también su faena al primero. Se desmonteraron en banderillas Javier Ambel y Guillermo Barbero, solventes y brillantes, frente a lo distraído y poco comprometido del toro. Con la muleta, todo se lo hizo Perera a su favor. Con tacto suave y condescendiente. Como cuando se acaricia a quien necesita de convencimiento. Pero la blandura del toro le restó clamor a esa perfección técnica con que el torero le estaba tratando, ese mimo, ese cariño. Lo mató pronto y Valencia correspondió a Miguel Ángel con una sincera ovación. Fue la primera de las dos de la tarde-noche. Demasiado poco, pero es que hoy se rompió en el momento justo esa línea tan débil que a veces es la suerte.
 
 
Plaza de Toros de VALENCIA. Casi lleno. Se lidian toros de JUAN PEDRO DOMECQ 
 
Enrique Ponce: ovación y dos orejas
Miguel Ángel Perera:  ovación y ovación 
López Simón: oreja y oreja
 
Se desmonteran Javier Ambel y Guillermo Barbero tras banderillear al segundo toro.
 
MIGU3260.JPG MIGU3281.JPG MIGU3291.JPG MIGU3298.JPG MIGU3309.JPG MIGU3314.JPG MIGU3322.JPG MIGU3369.JPG MIGU3373.JPG MIGU3374.JPG MIGU3394.JPG MIGU3475.JPG MIGU3482.JPG MIGU3488.JPG MIGU3493.JPG MIGU3505.JPG MIGU3518.JPG MIGU3689.JPG MIGU3690.JPG MIGU3702.JPG MIGU3728.JPG MIGU3745.JPG MIGU3753.JPG MIGU3766.JPG MIGU3770.JPG MIGU3771.JPG MIGU3775.JPG MIGU3788.JPG MIGU3805.JPG MIGU3865.JPG MIGU3877.JPG
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