Quien desde aquí les escribe quiere comenzar esta crónica lamentando enormemente que la repercusión mediática de esta temporada de Miguel Ángel Perera no esté teniendo el eco que con justicia y lejos de pasiones injustificadas debería de tener. Está toreando mejor que nunca, y se le nota con una madurez y claridad de ideas elogiables. Pero, quién sabe los por qués, no salen en la prensa nacional. No es una simple queja lo que se expresa; es una petición a que prime el sentido común y se dé repercusión a quien está toreando a un elevadísimo nivel. Lejos de orejas, rabos, indultos, el toreo es un sentimiento. Y Perera hace sentir.
Porque lo demuestra cada tarde, y hoy en Almería lo ha vuelto a hacer. Con el Garcigrande jugado en segundo lugar hizo un quite por chicuelinas y gaoneras de infarto. Bien a la brega Juan Sierra, puso el toro en apuros a Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero a la hora de las banderillas, pues arreó fuerte. Comenzó la faena de muleta a pies juntos, y dio unas tandas con la derecha pasándose al toro por la faja en cada una de ellas. Con tal intensidad siguió derrochando valor y arte, hasta que el animal se rajó. Pinchazo y entera bien arriba sólo tuvieron el premio de una ovación con saludos.
El quinto lugar tuvo que salir un sobrero de Domingo Hernández por invalidez del titular. ¡Y cómo estuvo! Se colocó en el medio del redondel, citando al toro de lejos. Éste se arrancó con brío, y a medio palmo de llegar a la muleta, se la cambió a la espalda. Así lo tuvo embistiendo en una larga tanda que puso al público al borde del infarto. No se enmendó en ningún momento. El toro embestía con nobleza. Y ahí mismo, donde se torea de verdad, volvió a mostrar que además de valor tiene temple, y que corre la mano y vacía a los toros toda la embestida que pueden dar. Cuando el animal estaba casi vencido, lo terminó de rematar metiéndose de lleno en sus terrenos. De nuevo falló con la tizona. Y, de nuevo, una ovación. Aun así, gran tarde la de Perera. Ojalá lo cuenten todos los que son...
Plaza de toros de Almería. Algo más de media entrada. Toros de Domíngo Hernández (1º, 2º y 5º bis) y de Garcigrande el resto.
El Juli: ovación con saludos y ovación.
Miguel Ángel Perera: ovación con saludos y ovación.
Jiménez Fortes: oreja y saludos.
Quien desde aquí les escribe quiere comenzar esta crónica lamentando enormemente que la repercusión mediática de esta temporada de Miguel Ángel Perera no esté teniendo el eco que con justicia y lejos de pasiones injustificadas debería de tener. Está toreando mejor que nunca, y se le nota con una madurez y claridad de ideas elogiables. Pero, quién sabe los por qués, no salen en la prensa nacional. No es una simple queja lo que se expresa; es una petición a que prime el sentido común y se dé repercusión a quien está toreando a un elevadísimo nivel. Lejos de orejas, rabos, indultos, el toreo es un sentimiento. Y Perera hace sentir.
Porque lo demuestra cada tarde, y hoy en Almería lo ha vuelto a hacer. Con el Garcigrande jugado en segundo lugar hizo un quite por chicuelinas y gaoneras de infarto. Bien a la brega Juan Sierra, puso el toro en apuros a Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero a la hora de las banderillas, pues arreó fuerte. Comenzó la faena de muleta a pies juntos, y dio unas tandas con la derecha pasándose al toro por la faja en cada una de ellas. Con tal intensidad siguió derrochando valor y arte, hasta que el animal se rajó. Pinchazo y entera bien arriba sólo tuvieron el premio de una ovación con saludos.
El quinto lugar tuvo que salir un sobrero de Domingo Hernández por invalidez del titular. ¡Y cómo estuvo! Se colocó en el medio del redondel, citando al toro de lejos. Éste se arrancó con brío, y a medio palmo de llegar a la muleta, se la cambió a la espalda. Así lo tuvo embistiendo en una larga tanda que puso al público al borde del infarto. No se enmendó en ningún momento. El toro embestía con nobleza. Y ahí mismo, donde se torea de verdad, volvió a mostrar que además de valor tiene temple, y que corre la mano y vacía a los toros toda la embestida que pueden dar. Cuando el animal estaba casi vencido, lo terminó de rematar metiéndose de lleno en sus terrenos. De nuevo falló con la tizona. Y, de nuevo, una ovación. Aun así, gran tarde la de Perera. Ojalá lo cuenten todos los que son...
Plaza de toros de Almería. Algo más de media entrada. Toros de Domíngo Hernández (1º, 2º y 5º bis) y de Garcigrande el resto.
El Juli: ovación con saludos y ovación.
Miguel Ángel Perera: ovación con saludos y ovación.
Jiménez Fortes: oreja y saludos.