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19 de mayo de 2011
MADRID
Feria de SAN ISIDRO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
PUERTO DE SAN LORENZO Y CARMEN SEGOVIA
El Cid
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Daniel Luque
 
 IMPONENTE E IMPACTANTE ACTUACIÓN CON EL LOTE MÁS COMPLICADO DE LA TARDE
 

Lo de Miguel Ángel Perera hoy en Madrid sobrepasa muchos límites. Va más allá del valor, de la entrega, de la capacidad y de la responsabilidad. Antonio Ordoñez decía que para ser figura de verdad había tardes en las que había que salir dispuesto a dejarse la vida, pues bien: Perera ha salido al ruedo de Las Ventas dispuesto a seguir el mandato del Maestro de Ronda.

Pocas veces se ve en una plaza a un hombre jugarse la vida con tanta serenidad, tanta cabeza y tanta verdad. Perera no ha sido un camicace, sino un torero verdaderamente responsabilizado y comprometido con su profesión, consciente del ruedo que pisaba esta tarde. Perera se la ha jugado a carta cabal, como lo hacen los grandes en los momentos necesarios. En sus dos toros ha despreciado al miedo y ha antepuesto su objetivo al riesgo fisico. Ha estado imponente.

El segundo de la tarde embistió con muy mal estilo al capote, echando las manos por delante y sin humillar. Fue devuelto por falta de fuerza y se corrió turno, saliendo el quinto que también fue protestado pero que el presidente mantuvo en el ruedo pese a su manifiesta flojedad.

En la primera embestida se le coló de forma alarmante, manifestando claro peligro por el lado derecho. A partir de ahí el toro comenzó a rajarse y se dedicó a huir de la pelea que le planteaba el torero.

Pero el del Puerto no contaba con que Perera no le iba a dejar rendirse tan fácilmente. Por el lado izquierdo logró robarle una serie y el astado, como venganza, fue a por él en la siguiente. A pesar de los serios avisos, el torero nunca tiró la toalla y estuvo firme hasta lograr meterlo en la canasta por el pitón derecho, por donde acortó la distancia y ejerció de auténtico domador, logrando amansar literalmente a un toro con gran peligro.

Fue una labor impresionante, un derroche de valor y facultades que terminó con una espeluznante voltereta justo cuando un tendido de la plaza menospreciaba el esfuerzo del torero. Por fortuna el toro no hirió a Perera, aunque pareció un milagro a tenor de los interminables segundos que le tuvo entre los pitones y la violencia que desarrolló el toro.

La taleguilla del torero quedó destrozada, pero Miguel Ángel ni se miró y volvió a la lucha con un animal que ya no daba más de sí. El esfuerzo fue recompensado con una ovación.

El quinto fue el sobrero de Carmen Segovia al que Perera dio buenos lances de salida. Se preocupó de que lo picaran poco y en banderillas saludaron Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero.

Miguel Angel brindó al público y comenzó con un pase cambiado muy ajustado. La primera serie en los medios tuvo templanza y quietud. En la segunda el toro empezó a desinflarse, sin parar de mirar al torero de forma peligrosa. Perera le consintió mucho y siguió pasándose los pitones muy cerca a pesar de que el de Carmen Segovia rara vez iba metido en la muletas.

Por el izquierdo fue a por él descaradamente y Perera le aguntó el tirón con valor seco, tragándose los arreones de un toro complicado al que terminó dominando con la muleta en la diestra, acortando la distancia y metiéndose en un terreno muy comprometido, de alta tensión. Fue un arrimón impresionante del que algunos no quisieron enterarse. Otros sí le reconocieron el enorme mérito y el nuevo despliegue de valor que llevó a cabo. Mató de pinchazo y estocada y tuvo que usar el descabello.

  

Plaza de toros de Las Ventas. Lleno. Se lidiaron toros del Puerto de San Lorenzo y dos sobreros, el tercero de Salvador Domecq y el quinto de Carmen Segovia, de escaso juego.

El Cid, silencio y oreja.

Miguel Ángel Perera, ovación tras aviso y aplausos tras aviso.

Daniel Luque, silencio en ambos.

  
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19 de mayo de 2011
MADRID
Feria de SAN ISIDRO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
PUERTO DE SAN LORENZO Y CARMEN SEGOVIA
El Cid
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Daniel Luque
 
 IMPONENTE E IMPACTANTE ACTUACIÓN CON EL LOTE MÁS COMPLICADO DE LA TARDE
 

Lo de Miguel Ángel Perera hoy en Madrid sobrepasa muchos límites. Va más allá del valor, de la entrega, de la capacidad y de la responsabilidad. Antonio Ordoñez decía que para ser figura de verdad había tardes en las que había que salir dispuesto a dejarse la vida, pues bien: Perera ha salido al ruedo de Las Ventas dispuesto a seguir el mandato del Maestro de Ronda.

Pocas veces se ve en una plaza a un hombre jugarse la vida con tanta serenidad, tanta cabeza y tanta verdad. Perera no ha sido un camicace, sino un torero verdaderamente responsabilizado y comprometido con su profesión, consciente del ruedo que pisaba esta tarde. Perera se la ha jugado a carta cabal, como lo hacen los grandes en los momentos necesarios. En sus dos toros ha despreciado al miedo y ha antepuesto su objetivo al riesgo fisico. Ha estado imponente.

El segundo de la tarde embistió con muy mal estilo al capote, echando las manos por delante y sin humillar. Fue devuelto por falta de fuerza y se corrió turno, saliendo el quinto que también fue protestado pero que el presidente mantuvo en el ruedo pese a su manifiesta flojedad.

En la primera embestida se le coló de forma alarmante, manifestando claro peligro por el lado derecho. A partir de ahí el toro comenzó a rajarse y se dedicó a huir de la pelea que le planteaba el torero.

Pero el del Puerto no contaba con que Perera no le iba a dejar rendirse tan fácilmente. Por el lado izquierdo logró robarle una serie y el astado, como venganza, fue a por él en la siguiente. A pesar de los serios avisos, el torero nunca tiró la toalla y estuvo firme hasta lograr meterlo en la canasta por el pitón derecho, por donde acortó la distancia y ejerció de auténtico domador, logrando amansar literalmente a un toro con gran peligro.

Fue una labor impresionante, un derroche de valor y facultades que terminó con una espeluznante voltereta justo cuando un tendido de la plaza menospreciaba el esfuerzo del torero. Por fortuna el toro no hirió a Perera, aunque pareció un milagro a tenor de los interminables segundos que le tuvo entre los pitones y la violencia que desarrolló el toro.

La taleguilla del torero quedó destrozada, pero Miguel Ángel ni se miró y volvió a la lucha con un animal que ya no daba más de sí. El esfuerzo fue recompensado con una ovación.

El quinto fue el sobrero de Carmen Segovia al que Perera dio buenos lances de salida. Se preocupó de que lo picaran poco y en banderillas saludaron Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero.

Miguel Angel brindó al público y comenzó con un pase cambiado muy ajustado. La primera serie en los medios tuvo templanza y quietud. En la segunda el toro empezó a desinflarse, sin parar de mirar al torero de forma peligrosa. Perera le consintió mucho y siguió pasándose los pitones muy cerca a pesar de que el de Carmen Segovia rara vez iba metido en la muletas.

Por el izquierdo fue a por él descaradamente y Perera le aguntó el tirón con valor seco, tragándose los arreones de un toro complicado al que terminó dominando con la muleta en la diestra, acortando la distancia y metiéndose en un terreno muy comprometido, de alta tensión. Fue un arrimón impresionante del que algunos no quisieron enterarse. Otros sí le reconocieron el enorme mérito y el nuevo despliegue de valor que llevó a cabo. Mató de pinchazo y estocada y tuvo que usar el descabello.

  

Plaza de toros de Las Ventas. Lleno. Se lidiaron toros del Puerto de San Lorenzo y dos sobreros, el tercero de Salvador Domecq y el quinto de Carmen Segovia, de escaso juego.

El Cid, silencio y oreja.

Miguel Ángel Perera, ovación tras aviso y aplausos tras aviso.

Daniel Luque, silencio en ambos.

  
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