La cosecha de Perera
No hay estación para los triunfos, desde el invierno hasta el otoño Perera cosecha los frutos maduros de su propia siembra para ofrecérselos a su público, tanto en plazas de primera categoría como en los pueblos.
En Illescas dio la cara y sacó sus mejores argumentos delante de un lote deslucido por el que apostó con fuerza a pesar de las dificultades a superar: la mansedumbre de uno, y la falta de raza del otro.
El primero de su lote salió suelto antes de pararse ante el percal del diestro, que se abrió a la verónica con clase y elegancia y, con mucha disposición, dibujó el único quite de la tarde por chicuelinas y tafalleras. Tras un variado inicio de faena en el tercio, con pases por alto de frente y por la espalda rematados con la izquierda, Perera cosió el animal a su muleta en los medios para aprovechar su nobleza y conseguir que no se escapara hacia tablas con unas series de derachazos muy lentos y profundos. Subió el nivel al natural, teniendo el toro más fijeza por ese lado; series largas, airosas, profundas ligadas en un pañuelo de terreno. Al montar otra vez la muleta para unos circulares, Perera sufrió el capricho del toro que, en su intento de rajarse, le prendió la axila, afortunadamente sin consecuencias. A pesar de un metisaca inicial, la importante labor del torero encontró el favor del público, que pidió para él el doble premio tras entrar bien al segundo intento.
A su segundo le entendió nada más salir de chiqueros, llevándole por bajo con el capote para que humillara. Exigente y sin raza, el astado metió la cara en los engaños para frenarse luego de forma brusca y peligrosa. Perera se confió mucho y le plantó cara tanto con la derecha como con la zurda mostrándose con gran firmeza por encima de su oponente. Entró seguro a matar y, certero con el descabello, paseó su tercera oreja de la tarde antes de salir, otra vez, a hombros.
Illescas (Toledo). Lunes 1 de septiembre. 1ª de Feria. Tres cuartos de plaza. Se lidió un encierro de Buenavista, terciado, desigual de presentación y deslucido en conjunto.
Finito de Córdoba, silencio en ambos.
José María Manzanares, oreja y oreja.
Miguel Ángel Perera, dos orejas y oreja.
La cosecha de Perera
No hay estación para los triunfos, desde el invierno hasta el otoño Perera cosecha los frutos maduros de su propia siembra para ofrecérselos a su público, tanto en plazas de primera categoría como en los pueblos.
En Illescas dio la cara y sacó sus mejores argumentos delante de un lote deslucido por el que apostó con fuerza a pesar de las dificultades a superar: la mansedumbre de uno, y la falta de raza del otro.
El primero de su lote salió suelto antes de pararse ante el percal del diestro, que se abrió a la verónica con clase y elegancia y, con mucha disposición, dibujó el único quite de la tarde por chicuelinas y tafalleras. Tras un variado inicio de faena en el tercio, con pases por alto de frente y por la espalda rematados con la izquierda, Perera cosió el animal a su muleta en los medios para aprovechar su nobleza y conseguir que no se escapara hacia tablas con unas series de derachazos muy lentos y profundos. Subió el nivel al natural, teniendo el toro más fijeza por ese lado; series largas, airosas, profundas ligadas en un pañuelo de terreno. Al montar otra vez la muleta para unos circulares, Perera sufrió el capricho del toro que, en su intento de rajarse, le prendió la axila, afortunadamente sin consecuencias. A pesar de un metisaca inicial, la importante labor del torero encontró el favor del público, que pidió para él el doble premio tras entrar bien al segundo intento.
A su segundo le entendió nada más salir de chiqueros, llevándole por bajo con el capote para que humillara. Exigente y sin raza, el astado metió la cara en los engaños para frenarse luego de forma brusca y peligrosa. Perera se confió mucho y le plantó cara tanto con la derecha como con la zurda mostrándose con gran firmeza por encima de su oponente. Entró seguro a matar y, certero con el descabello, paseó su tercera oreja de la tarde antes de salir, otra vez, a hombros.
Illescas (Toledo). Lunes 1 de septiembre. 1ª de Feria. Tres cuartos de plaza. Se lidió un encierro de Buenavista, terciado, desigual de presentación y deslucido en conjunto.
Finito de Córdoba, silencio en ambos.
José María Manzanares, oreja y oreja.
Miguel Ángel Perera, dos orejas y oreja.